Monday, February 10, 2014

el ojo en la puerta


Quizás todo tiene que ver con el paso del tiempo, el color de la luz, el tipo de intensidad radioactiva con la que el sol nos quema la piel. El paliacate rojo que te pones para cubrirte del sol. Yo, con mi estúpido humor, viendo al horizonte por la ventana, cansado de algo que me sigue resultando elusivo.

Tengo varias cosas que hacer, pero entro aquí a resanar mi ego con estos nombres, estas casas o conceptos virtuales.

Quisiera sacarlo todo, y que eventualmente existiera una historia con un orden. Quisiera hacerlo rápido. Es importante que lo escupa todo para que se cristalicen las ideas, para que al final sea solo cosa de buscar, copiar y pegar. De modo que apenas han pasado un par de meses. Entrado el cuarto mes estaré de vuelta en la tierra de las palmeras. No me quiero quedar mucho tiempo. Necesito un descanso, y solo aquí --donde más bien no hay palmeras, sino polvo y gente-- lo puedo conseguir sin venderle más mi alma al diablo. Eso creo.

Al mismo tiempo tengo ese estúpido miedo latente. Creo que es un pretexto para aplazarlo todo. Tengo que concentrarme y dejar de describir el presente sencillamente como lo estoy haciendo ahora. Tengo que sistematizar y complejizar el proceso creativo.

Bueno, pero de cualquier modo, recuperar un espacio, aunque sea virtual, tiene un significado positivo para mi psique.

También me gustaría poder concretar un texto, llegar quizás no a un final, pero más lejos que todos los párrafos anteriores que sólo hablan de qué nervioso estoy y qué poco puedo escribir.

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