Saturday, November 8, 2014

El partido de la gente.

"Elecciones cada dos años. ¿Te imaginas como será eso?" decía mi padre muy preocupado. Él no entendía. Para él había sido distinto. A ellos los engañaron mil veces y lo hacían cada 4, 6, 10 años. Esto será distinto. Tendríamos suficiente tiempo para evaluar, y ellos no tendrían suficiente tiempo para afianzar poder.

Pasan los meses y finalmente se instaura la medida en medio de protestas y quejas multitudinarias en las calles. El administrador tendrá sólo dos años en el puesto para probar que puede proponer y hacer algo; que no es un pelele del sistema.

Vienen después los ataques absurdos de los grupos militares que, a estas alturas, están todos financiados con dinero público, y en mayor medida privado. Después de la violencia desmedida, incompresible en su complejidad, se aplacan las cosas y los pocos civiles que quedan prefieren guardarse en casa. No vale la pena morir, mientras se tiene este placebo parecido a la vida.

Cientos fuimos convencidos por los argumentos ejemplares de fe y energía. Yo entré al partido lleno de sueños. Cuando me enteré de la muerte de mi padre y la brutal violación de mi madre, levanté la mano furioso en las asambleas, mandé cientos de mensajes por la mega red. Cuando empezó a voltear la gente me invitaron a una sala a platicar con el representante de mi distrito. Me llenaron de esa droga nueva que está volviendo loca a la gente. Algunos dicen que nos están contaminando con máquinas minúsculas que toman el control de tu cuerpo, e incluso de tus ideas. El dolor creció hasta convertirse en una cotidianidad exótica, atractiva incluso, y el miedo se apoderó de mí. Me sentía fuerte, pero sin palabras.

Los extremos parecen tocarse porque en medio solo hay una nata de miedo, inercia y fe ciega.


Otro día te cuento más. Cambio y fuera.

No comments:

Post a Comment