Saturday, November 22, 2014

La triste balada de miguel donali (precursor)

La taza de café y la pipa sobre la mesa. El sonido alienígena vibrando el aire.

El turno de trabajo agotador como pocos. La cotidianidad brutal de la realidad capitalista, pero con algunos robots, y algunos focos allá afuera.


Debo dinero. Mucho, y a las mejores personas. Soy miguel el deudor. Y me importa poco lo que piensen. Tengo necesidades, y amistades. Aquí estoy, buscando el sentido en esta sopa estúpida, vendiendo las nalgas para poder pagar el aceite que necesito para circular.


No se confundan. Soy totalmente humano, de carne y hueso. Solo tengo un metal atravesado en la quijada: un tornillo que sostiene un diente postizo. Soy una máquina con nanotecnología bienvenida en  múltiples órganos, en especial un brazo semi podrido por uno que otro descuido. Es la vida. Estoy en renta. Tengo mucho trabajo.


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Las horas pasan. Puedo encontrar lo que buscaba y ahora lo traigo en una caja de contención crónica.

No puedo esperar y regreso al departamento para tomar un medicamento que ajuste la descompensación. Caballero de oxidada armadura. Voy a recoger a mi chica. Es mi colega de trabajo en realidad.

Pienso frases como "rotundo refresco" y no sé que hacer, ni que significan. Quedan pocos días. o muchos. Demasiados más bien.

La pesadez de los planes, de la libertad misma, en el temporal de los sentimientos, de los cariños, del pasado.

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